Papa Francisco bendice familias
Por Hilda Cruz

ROMA—Este pasado 6 de Marzo fue un día inolvidable para 250 familias del camino Neocatecumenal al recibir una bendición especial del Papa Francisco en la sala Pablo VI del Vaticano. A mí me conmovió muchísimo estar ahí, ya que una de estas familias era la de mi hijo mayor. La audiencia fue una comisión, o envío, de estas familias que salen como misioneros a vivir en diversas partes del mundo, respondiendo al mandato de Jesús de anunciar el evangelio a todos los pueblos. 

Estas familias dejan atrás sus países, trabajos, y vidas cómodas al responder a la llamada de evangelizar un mundo que cada día se seculariza más. Como dice la Iglesia en el decreto Ad Gentes, “Mas en el presente orden de cosas, del que surge una nueva condición de la humanidad, la Iglesia, sal de la tierra y luz del mundo (Cf. Mt, 5,13-14), se siente llamada con más urgencia a salvar y renovar a toda criatura para que todo se instaure en Cristo y todos los hombres constituyan en Él una única familia y un solo Pueblo de Dios.”(1). 

Missio Ad Gentes se refiere a la evangelización de lugares donde la enseñanza del evangelio no está presente o donde la Iglesia tiene retos en su misión de anunciar el Evangelio. Las familias enviadas por el Papa Francisco este pasado 6 de marzo han recibido una formación Cristiana durante muchos años y han respondido a la llamada para evangelizar. Estas familias no van solas ya que una comunidad missio ad gentes consiste de entre 3-4 familias (varias son familias numerosas) y son acompañadas por un presbítero que juntos formarán una comunidad Cristiana en zonas secularizadas. Las familias misioneras son pedidas por obispos locales y, con el apoyo y oraciones de sus comunidades Neocatecumenales y de la Iglesia entera, llevan a cabo la labor de anunciar la Buena Nueva del Evangelio. 

En la audiencia, el Papa Francisco, quien animo a miles de personas, reconoció el carisma de estas familias y también confirmó sus llamadas, expresó su apoyo y dio su bendición para que vayan a anunciar a Cristo en el mundo. Dijo, “estoy muy contento de que esta misión suya se desarrolle gracias a familias cristianas que, reunidas en comunidad, tienen la misión de dar los signos de la fe que atraen a los hombres hacia la belleza del Evangelio, según las palabras de Cristo: «Ámense como yo les he amado; en esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos», (cfr. Jn 13,34), y «Que todos sean uno… para que el mundo crea» (cfr. Jn 17,21).”, (3). 

El Santo Padre dijo que mucha gente se encuentran lejos de Dios, y necesitan escuchar que Dios nos ama y que el amor es posible. “comunidades cristianas, gracias a ustedes, familias misioneras, tienen la tarea esencial de hacer visible este mensaje. ¿Y cuál es el mensaje? Cristo está resucitado, Cristo vive, Cristo está entre nosotros.”(3), proclamó el Santo Padre a lo cual la audiencia respondió con gran aplauso. 

Una de las familias que sale para la misio ad gentes es la familia Gómez, de Nueva York, e incluye a los padres con sus ocho hijos, quienes se veían contentísimos de estar presente en la audiencia. Esta familia fue enviada a Chiangmai, en el norte de Tailandia. Santiago Gómez, el hijo mayor, tiene 25 años y se recibirá este año con un titulo universitario en Administración de Empresas Internacionales. Le pregunté si él acompañaría a su familia y exclamó, “!Claro! Es un llamado para la familia entera.” Le dije que los Estados Unidos y específicamente Nueva York son lugares donde mucha gente desea vivir y establecer sus vidas pero aún así su familia deja esta tierra de comodidades y oportunidades y se mudan a un país tercermundista. Le pregunté a Santiago que qué es lo que lleva a su familia a hacer esto, a lo cual su hermana de 18 años, María, respondió, “nuestra Fe en Dios nos impulsa a ir y compartir la Buena Nueva, aunque nuestras amistades piensen que somos unos locos.” Santiago añade con convicción, “Confianza en la Providencia de Dios, y el saber que Él va adelante de nosotros.” 

Esta audiencia papal fue especial para mi ya que mi hijo Olivio y su familia también salen rumbo a Chiangmai en misión. Mi esposo y yo estuvimos en Roma para ayudarle a él y a su esposa con sus 3 hijos y pudo conseguirnos boletos que nos permitieron ser testigos de esta emotiva audiencia. Le pregunté a mi hijo sobre la diferencia entre esta mudanza a Chiangmai y la de China, ya que estuvieron viviendo allá por un tiempo. “China para mí era de negocios y para avanzar mi carrera. El estudiar Administración de Empresas en China fue el resultado de darle prioridad a mi carrera. Tailandia es diferente porque el evangelio será nuestra prioridad. Mi hija de 5 años entiende nuestra misión sorprendentemente bien y dice que vamos a Tailandia a enseñarle a la gente acerca Cristo. Al preguntarle a mi nuera sobre qué la impulsa a contestar este llamado ella agrega, “Si hay una verdad que el Señor me ha permitido ver durante toda mi historia, es que jamás en mi vida me ha desamparado, y que en verdad mi felicidad y plenitud vienen de hacer su voluntad y no la mía.” 

Olivio explicó que la situación en Tailandia, en particular Chiangmai, es una de narcotráfico (ya que está situada en el Triangulo del Opio), el tratado de blancas, y diversos vicios sexuales. Dentro de estos peligros, como abuela, solo puedo descansar sabiendo que el Señor protegerá a mi hijo y su familia en su trabajo misionero. Como dice mi nuera con convicción, “El papa nos ha dicho que el Señor nos precede en la misión, si esto es así, podemos fiarnos de que Él nos protegerá”. 


  • Hilda Cruz es Coordinadora de la Campaña de Justicia Para el Inmigrante.