Hace menos de dos años, la Hermana Leticia Salazar, ODN, pasó una semana con el Cardenal Robert Prevost, quien se convertiría en el Papa León XIV.
Formaron parte del mismo grupo de estudio en la primera reunión del Sínodo Ordinario de los Obispos en Roma. Discutieron temas del Sínodo sobre la Sinodalidad y finalmente trabajaron juntos en la redacción de un documento resumen. Era “sencillo y muy accesible”, recuerda el Canciller diocesano.
“Me impresionó su inteligencia y humildad,” dijo la Hermana Leticia. “Nunca hablaba más de lo que le correspondía y estaba atento a todos.”
El grupo de estudio habló sobre el asunto de la autoridad, el clericalismo y el proceso de “toma de decisiones vs. toma de decisions.” El Cardenal Prevost parecía adoptar un estilo de liderazgo consultivo, fundamental para la Sinodalidad, comentó la Hermana Leticia.
“Su definición de autoridad es de servicio,” añadió.
Como muchos, el Obispo Alberto Rojas no esperaba la elección de un Papa nacido en Estados Unidos. Más aún, nunca imaginó que el nuevo papa sería de Chicago, donde el obispo Rojas dedicó todo su ministerio como sacerdote y obispo antes de llegar a San Bernardino. Cuando el obispo Rojas vio aparecer al cardenal Prevost en el balcón de la Basílica de San Pedro el 8 de mayo como el papa León XIV, se encontró con un rostro que había visto varias veces durante su estancia en Chicago.
“Lo vi más de una vez,” recuerda el obispo Rojas. “Venía a Chicago muchas veces. Hacía confirmaciones. También venía a visitar a su familia.”
En un comunicado emitido el día de la elección del papa León, el obispo Rojas lo describió, tras sus encuentros, como un “hombre de Dios humilde y accessible.”
“Nunca da la impresión de ser arrogante ni de hablar mucho,” reflexionó más tarde el obispo Rojas. “Está preparado [para ser papa] con todas las experiencias que ha tenido. Es una persona muy sencillo y muy accesible,”