Hermanos y Hermanas en Cristo,
 Les ofrezco mis oraciones y bendiciones en esta gozosa Temporada de Navidad. Reflexionemos en el mayor regalo que Dios nos da: la encarnación de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Emanuel, Dios con nosotros.


 La idea de un “regalo” es central para nuestra celebración de Navidad, tanto en nuestra Iglesia y la sociedad en general. Damos y recibimos regalos, grandes y pequeños. Nuestros hijos hacen listas de regalos, hacemos intercambios de regalos con amigos y con colegas y quizás nos esforzamos a lo grande para encontrar el regalo perfecto para nuestra pareja. Verdaderamente, el buscar regalos de Navidad ocupa mucho de nuestro tiempo y energía. Nuestras intenciones en hacer esto son nobles. Sin embargo, quizás nos haga bien tomar una pausa y considerar el significado más profundo de lo que es un regalo en nuestras vidas. ¿Qué mejor tiempo para hacer esto que en la Navidad? Más que un pensamiento pasajero en el ajetreo de esta temporada festiva, Jesucristo es el regalo que celebramos en la Navidad, hecho carne por nuestro Dios, quien lo envió a vivir entre nosotros. Él no nos llega en un regalo envuelto en papel brilloso, o con la anticipación de ser sorprendidos por lo que está adentro o de recibir algo nuevo. Es un regalo que conocemos pero que sin embargo estamos llamados a redescubrir constantemente. Recibamos al Señor en nuestros corazones nuevamente en esta temporada santa y a través del año venidero.
 En nuestra fe Católica también celebramos los siete dones o regalos del Espíritu Santo; sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad, y temor de Dios. Que valiosos son estos para nosotros mediante viajamos por el camino que Dios ha diseñado para nosotros, en medio del ruido y la lucha y las ocupaciones de nuestras vidas. Estos regalos nos llaman a escuchar, a reflexionar y a cuestionar; nos llaman a la oración y al diálogo; nos llaman al acompañamiento y al perdón de aquellos en nuestras vidas; nos llaman a encontrarnos con el Señor en aquellos que no conocemos, que puedan ser diferentes que nosotros, de alguna manera.
 Verdaderamente, la Navidad es un tiempo de gozo y paz. El dar y recibir regalos es una manera de expresar este gozo. Al mismo tiempo, dejemos tiempo para considerar el regalo eterno que Dios nos dio en el nacimiento de Su Hijo. Es el mejor regalo que jamás recibiremos.
 Que Dios les bendiga a ustedes y sus seres queridos en este tiempo sagrado y cuenten con mis oraciones para un feliz año nuevo.