“Que su conversación sea agradable y no le falte su granito de sal. Sepan contestar a cada uno lo que corresponde.”

 

 Como un evangelizador a los no-creyentes, San Pablo ciertamente sabía lo que eran las conversaciones tensas. Sin embargo, en su Carta a los Colosenses encontramos una escritura que requiere nuestra atención y reflexión. Cuando nos encontramos el uno con el otro, sin importar nuestras opiniones, creencias y afiliaciones estamos llamados a primero reconocer la dignidad del otro.

 Les he expresado antes mi preocupación sobre la falta de cortesía en la manera en que nos hablamos el uno al otro, como sociedad y, tristemente a veces en nuestra Iglesia. Esta tendencia preocupante no ha disminuido, de hecho, en este año electoral se siente todavía más aguda. Continúa fomentando división y marginación entre nosotros que cada vez más vemos las cosas en blanco y negro, sin poder (o sin querer) reconocer algunas de las complejidades y circunstancias que experimentan nuestros hermanos y hermanas que son diferentes a las nuestras.

 Esto estaba muy presente en la mente del Papa Francisco cuando me reuní con él el 27 de enero en Roma junto con mis hermanos obispos de la Región XI durante la visita Ad Limina. Hablamos sobre la polarización que está ocurriendo en los Estados Unidos y alrededor del mundo, y dentro de nuestra Iglesia. El Santo Padre está muy preocupado sobre esta división y nos urgió a re-comprometernos a fomentar la unidad en nuestras comunidades de fe. Me inspiró una vez más a recordar que estamos llamados a hablar desde nuestra identidad como Católicos, primero. Esto significa que medimos las cuestiones sobre las medidas públicas y la política de acuerdo con la Enseñanza Social de la Iglesia-no solamente una enseñanza pero todas las enseñanzas que abogan por la vida desde la concepción hasta la muerte natural. También significa que prestamos atención a las palabras de San Pablo y nos tratamos el uno al otro con dignidad y respeto cuando hablamos sobre cuestiones sobre las cuales podemos estar en desacuerdo. Los Obispos de los Estados Unidos están enfatizando este punto en una nueva campaña que se llama Civiliza la Conversación que promueve “Actuar con Dignidad más allá del Debate.”

 Hemos entrado en la Temporada de Cuaresma, un tiempo para tomar las cosas con más calma y mirar con honestidad a las maneras en que hemos fallado en poner a Dios en el centro de nuestras vidas. En hacer esto, nos abrimos a las diferentes maneras en que podemos acercarnos a Dios y entender Su plan para nuestras vidas. Esto puede incluir como entendemos nuestro llamado a participar en la elección venidera.

 Hacemos esto como Católicos, primero, a través de formar nuestras conciencias a la luz de la Enseñanza Social Católica. Arraigamos nuestro pensar en la santidad y dignidad de toda vida humana, y aplicamos esta perspectiva a la gama completa de cuestiones morales que se cruzan con las políticas públicas- el aborto, la inmigración, la pena de muerte, el suicidio asistido, el medio ambiente, la educación, y muchos más. Cuando hacemos esto, muchas veces encontramos que nuestra decision se vuelve mas compleja, no tan sencilla como nos gustaría. No existe un candidato o partido político que represente constantemente las enseñanzas de la Iglesia.

 Por lo tanto, tomemos el tiempo para este discernimiento, esta contemplación en nuestras mentes, este tiempo de oración y diálogo con Dios. Cuando lleguemos al final de ese proceso, podemos decir en buena conciencia que hicimos una decision fundada en nuestra fe Católica. Y también encontraremos, a la luz de nuestra fe, nuestras palabras hacia aquellos con los que estamos en desacuerdo se volverán más corteses y llenas de gracia, como lo implora la Carta de San Pablo a los Colosenses.

 Les ofrezco mis más profundas oraciones para una Temporada de Cuaresma llena de bendiciones.